El acceso al agua es esencial para la supervivencia humana, pero eso no significa que el gobierno no tenga un papel vital. Su rol de infraestructura crítica se puede hacer respetando los derechos de los ciudadanos o no. En una democracia, la respuesta para los ciudadanos no reside en las soluciones de seguridad, sino en las urnas.
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Internet es una creación gubernamental que se otorga a los ciudadanos a través de una subvención a la industria. Hay muchos controles que cualquier gobierno puede ejercer a través de Internet para frenar o detener el acceso por completo. Un cambio en el DNS, una directiva para los ISP, o simplemente el seguimiento y el castigo de los comportamientos a través de medios técnicos o sociales (observación de la barra de café por parte de los vecinos) sería la solución.
Considere los controles sobre la radio. Cualquiera puede adquirir los medios técnicos para transmitir, pero no lo hacen debido al control del gobierno. Ese mismo control podría usarse para sofocar el acceso de los ciudadanos a Internet en un momento de emergencia nacional.
La respuesta aquí es que las fuerzas políticas son cómo se controlan las acciones del gobierno. La buena noticia es que las fuerzas económicas se han convertido en fuerza política para evitar la visión oscura en el centro de esta cuestión. La mala noticia es que esas mismas fuerzas económicas pueden alejar a Internet del modelo que conocemos hoy a algo con más seguimiento o limitación basado en contratos de servicio o alianzas comerciales.
Por lo tanto, la mejor respuesta para el ciudadano es ejercer una fuerza política eficaz o prepararse para cambios más allá de su control.