Lo más importante a tener en cuenta sobre el ransomware es que el propósito de los creadores es que la víctima pague el rescate. Desde este punto de vista, es importante tener en cuenta el hecho de que existen al menos tres categorías de ransomware:
- El ransomware típico, que cifra los archivos y, si las víctimas pagan, reciben claves o herramientas de descifrado y pueden recuperar los archivos;
- El ransomware que cifra, destruye o reemplaza archivos e incluso si las víctimas pagan, nunca recibirán sus datos (un estudio de 2016 estima que el 20% de los que pagan, no recuperan sus datos);
- Los lockers, que no cifran archivos, pero evitan que las personas usen sus computadoras al denegar el acceso al escritorio, al explorador de Windows, al administrador de tareas y otras aplicaciones, a menos que paguen un rescate.
Con respecto al cifrado de archivos, que se realiza mediante muchas variantes de ransomware, generalmente usan una combinación de cifrado de clave simétrica, que es rápido (por ejemplo, AES, DES) y cifrado de clave asimétrica (por ejemplo, RSA).
La clave simétrica generalmente se genera de forma dinámica, y existe en la memoria del ejecutable ransomware durante el proceso de cifrado. La clave pública asimétrica se usa para cifrar la clave simétrica, y el resultado se comunica a los creadores del ransomware generalmente siguiendo los pasos en el archivo relacionado con el rescate.
Muchos ransomware utilizan la biblioteca CryptoAPI de Windows, pero también hay variantes que incorporan los algoritmos de cifrado en el código de malware (hay muchas implementaciones de estos algoritmos en diferentes lenguajes de desarrollo, disponibles públicamente).